En vísperas de Navidad y Año Nuevo.

Esta mañana estaba en la peluquería y durante el proceso de espera, que duró unos 45 minutos, dos señoras grandes -madre e hija- se iban agradeciéndole al peluquero y a su señora por sus servicios y deseándoles felices fiestas. En ese momento se me vinieron mil cosas a la cabeza; fue un resumen de todo lo que había pasado en el año y llegar a darme cuenta de que ya estaba terminando, y de que sí, ya se viene la Navidad y el Año Nuevo.
Ya se presiente ese espíritu navideño en la mayoría de las personas; todos de buen humor, deseando cosas buenas, organizando todo para las noches del 24 y 31, haciendo compras, haciendo interminables llamados telefónicos para ponerse de acuerdo con familiares; los supermercados están llenos de budines y pan dulces; los canales de televisión que pasan películas empiezan a pasar las versiones de "Mi pobre angelito", y otras tantas películas relacionadas con la navidad, las creencias, la fe. La gente manda regalos a los amigos, las empresas mandan tarjetas y regalan almanaques del año próximo, algunos negocios organizan sorteos navideños, las radios hacen programas especiales, los jóvenes rezamos para que no llueva en las noches del 24 y el 31, y todo es lindo.
Y bueno, llega la noche buena y empiezan los preparativos. Que comemos acá, que comemos allá; por lo general, la casa de la abuela es la que gana y recibe a toda la familia. Empiezan las llamadas a los familiares para reunirlos a todos, y te encontrás con un poco de todo: los primos que viven en otras ciudades, las bisabuelas que no visitás nunca, el típico tío que siempre fue "el caso perdido" y ahora está trabajando -según él- en una súper empresa y llega y te cuenta detalles de cuán complicado es su trabajo y lo importante que es él, el otro tío que sólo de dedica a comprar algunos cuetes y fuegos artificiales y después se pone a hinchar las bolas con los nenes, los tíos abuelos que sólo saludás si los ves en la calle -y ellos te ven, si no te hacés el boludo- o para las cenas familiares, algún novio o novia de algún hermano o hermana o primo, esas tías postizas que vienen, te aprietan los cachetes y se dedican a hablar y reírse a carcajadas y vos tenés que adecuarte a las charlas por compromiso y con una sonrisa falsa, los nenes, que no comen nada de lo usual y tienen comidas especiales -que, en realidad, son más ricas- y esperan con ansias a Papá Noel, alguna que otra mujer que quedó viuda o soltera y es pariente y está invitada y va pero no habla mucho; y así, algún que otro personaje común en las familias que me esté olvidando. Siguen las llamadas y las indicaciones: "Vos traé esto, vos lo otro, yo pongo esto. Comemos a tal hora." Y ahí viene el dilema, "¿Dónde comemos? ¿Adentro o afuera?" Y claro, adentro. Las abuelas y bisabuelas empiezan a quejarse del "frío" -y eso que estamos en pleno verano- y los mosquitos y todo lo que sea necesario, entonces hay que comer adentro. La hora de la comida, por lo general es tipo 10 de la noche. Las charlas en la mesa son variadas; por lo general se forman grupitos momentáneos por su cercanía y hablan algunos temas en voz baja; siempre está esa anécdota que hace reír a todos, el recuerdo de algún familiar viejo que falleció, el recuerdo de un viaje; algún que otro chiste, una guitarreada coreada por todos, o aplaudida solamente porque las canciones son viejas y no saben la letra.
Llegan las 10 de la noche -la hora de comer- y vas a la casa de tu abuela y te encontrás con la típica mayonesa de ave hecha por tu abuela -o bisabuela en mi caso-, todo tipo de ensaladas y cosas raras, vinos y más vinos, después llega el asado, o el lechón, o cordero, o pollos rellenos -o asados también-, y después el postre, que, además de algo bien preparado, siempre te encontrás con el turrón durísimo que ni contra la mesa lo partís, los rocklets verdes, rojos y negros, el mantecol, las garrapiñadas, algún que otro budín o pandulce, y el champagne y las sidras para el tan ansiado brindis de las 12.
Todas éstas son cosas comunes que uno toma con un poco de humor para festejar la navidad a su manera y ver que las diferencias son cada vez menores, que tenemos más cosas en común de lo que pensamos, que estamos unidos y disfrutamos de la misma manera.

Les dejo esta frase de Bill McKibben para cerrar la nota: 
"No existe la Navidad ideal, sólo la Navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos, queridos y tradiciones."

¡Les deseo que pasen una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo!

Al parecer, YO soy el desubicado.

Hace exactamente cuatro días hábiles que estoy de vacaciones y, entre tanto ocio, no me queda otra que pensar y observar cada vez más detalles de lo que me pasa, y llegué a la conclusión de que todo me molesta y, evidentemente, de que YO SOY EL DESUBICADO.
Yo soy el desubicado por estar acostumbrado a vivir prácticamente sólo, y a ser una persona independiente que organiza sus quehaceres y no depende de nadie para establecer horarios; y, al llegar a mi casa de familia nuevamente, me molesta que mis papás me llamen cada dos por tres para ver qué voy a hacer, si vengo a comer a casa, si los espero con la comida al medio día cuando vuelven de trabajar, qué quiero comer, a qué hora vuelvo, y todo eso. Por esa molestia, soy el desubicado.
Yo soy el desubicado por querer levantarme temprano a la mañana para leer un libro -que me encanta y me atrapó-, y querer sentirme bien porque hago algo que le hace bien a mi mente y a mí -además de que me gusta-, y tener que sentirme frustrado porque viene mi hermana y se pone a mirar televisión al lado mío o pone música fuerte y logra que me desconcentre. Claro, yo soy el estudiante desubicado que no duerme hasta el media día en vacaciones y quiere hacer algo bueno, por eso lo molestan.
Yo soy el desubicado porque me molestan pequeñas cosas que hacen mis papás y son consideradas boludeces como, por ejemplo, ponerle un sobre de jugo Clight a una botella de agua de 1,25 litros; y resulta extremadamente puro, pero a ellos les gusta. Y encima, ¡ES DE MANZANA! ¡Por Dios!
Yo soy el desubicado por estar molesto porque mi hermana ocupe "mi" lugar en la mesa cuando nos sentamos a comer. Toda la vida mi hermana envidió "mi lugar" en la mesa, y me pedía que lo alternemos, entre día y noche; con el pasar de los años, ella se quedó con ese lugar y yo con el de ella; eso quedó aceptado así, a nadie le molesta, todos fuimos felices. Resulta que ahora se dio cuenta de que "mi nuevo lugar" es el mejor para ver televisión, y volvió a quitármelo.
Yo soy el desubicado por no querer ver el noticiero a la hora de comer, ni mucho menos los programas derivados de ShowMatch y los programas de chimentos; yo prefiero ver deportes o canales que pasen series o películas, o canales como Discovery, que enseñan algo. No quiero ver el noticiero, principalmente porque el 85 por ciento de las noticias son malas, un 10 por ciento son boludeces, y tan sólo un 5 por ciento pasan novedades o descubrimientos o cosas interesantes. Estoy harto de ver malas noticias y amargarme los días por lo que pasa en la televisión, y encima tener que discutir con el resto de la familia porque tenemos puntos de vista diferentes.
Yo soy el desubicado por pensar que mi hermana debería colaborar en poner o juntar la mesa y/o lavar los platos alguna que otra vez en la semana. Es cierto que estamos de vacaciones, pero nuestros papás también van a estarlo y no tienen por qué hacer todo lo de la casa. Somos cuatro en mi familia, y no cuesta nada si ayudamos entre todos o lo hacemos una vez cada uno. Yo me siento muy culpable y ayudo, pero me enferma que mi hermana se haga la boluda o conteste mal y se vaya sin hacer nada. Sí, ya sé, yo soy el desubicado por sentir que eso me molesta.
Yo soy el desubicado por pensar que, la mayoría de las veces, debemos ser extremadamente justos y exigir que cada uno tenga lo que se merezca. ¿Por qué voy a tener que sonreírte o perdonarte así porque sí cuando en realidad te me cagás de risa en mi cara? Me enferma que en muchas reuniones de amigos y amigas haya que tener que falsear a alguien para que el resto no piense que sos un odioso, idiota e imbécil que se enoja por boludeces y es tan frontal. Yo soy muy directo, digo lo que pienso, voy de frente y siempre hablo con fundamentos; pero ojo, no digo que eso esté perfectamente bien ni mal, es mi forma de ser y tiene sus consecuencias. Lo que pasa es que, por lo general, nadie es como yo, entonces, al ir de frente hace que resalte mucho entre los demás que miran atónitos a la situación y piensan "¡Qué idiota!". Y eso claramente me molesta. Cambié mucho últimamente, y eso creo que me hizo muy bien; no guardo rencores, no odio a nadie, siempre sonrío, saludo a personas que me hicieron daño, doy mi amistad y no tengo problemas con nadie; eso me reconforta. Pero me molesta que, al parecer, la justicia esté vista como algo desubicado en la sociedad.
En resumidas cuentas, no estoy tan mal como parezco al quejarme, es simplemente que necesito descargarme, escribirlo, transmitirlo. Estoy mucho mejor en estos últimos tres meses, me siento más entero, que aprovecho y disfruto más mis días, de mi vida. Cambié algunas cosas, pero sigo siendo como antes, y, por ende, sigo analizando cada detalle, y bueno, necesitaba expresarlo. Necesitaba decir que a veces siento que, al parecer, YO soy el desubicado.

De un estudiante universitario, al mundo que nos rodea.

Queridos papás, mamás, abuelos, amigos no universitarios, gente trabajadora, vecinos, conocidos de secundaria, parientes lejanos, kioskeros, preguntones en general:
¿Tanto cambió la universidad en los últimos 10 años? ¿Cómo es posible que tengas que explicar una y otra vez cómo funciona todo si ellos ya fueron? 4 palabras: cursar, regularizar, promocionar, rendir. ¿Tan difícil es? Me enferma tener que explicar eso cada vez; hasta inclusive me pasa con otros amigos que estudian otras carreras. ¿Tan distintos son esos institutos privados? ¡Dios! Bueno, acá va un pequeño instructivo con consejos de las cosas que no tienen que hacer:
Para comenzar, es un error garrafal preguntarle a un estudiante cómo le está yendo, y más en pleno verano. "¿En qué año estás?" es la pregunta más estúpida que podés hacerle a un universitario; (yo no puedo quejarme, pero) son muy pocos los que realmente hace 3 años que están estudiando y van en tercer año, es muy difícil decir que hacés todo en ese año que corresponde. Nunca van a entender que existen correlatividades, leyes, impedimentos que hacen que todo se complique (y ni hablar de salidas, boludeos, y cosas de la vida cotidiana).  De noviembre a marzo son los meses en los que los estudiantes se preparan para rendir materias, y esta con la cabeza quemada porque ya pasó un año entero, y no da más, y sigue estudiando a ver si puede rendir bien, y créanme que es insoportable escuchar "¿Cómo te está yendo?" o, mucho peor, "¿Cuántas te faltan? ¿Es la última?". ¡Aiii Dios! No existen las últimas. Nunca. Siempre hay algo más que hacer, algo más que rendir. Siempre algo queda. Nunca se termina, siempre hay que seguir estudiando.
Otra de las cosas que nunca van a entender, es cómo manejamos los tiempos los estudiantes. Cuánto tiempo es suficiente y cuánto es poco, sólo nosotros lo sabemos. Cuándo presentarnos y cuándo no, lo manejamos según sabemos o no. No es que no queremos estudiar o "nos relajamos", es que no llegamos bien y preferimos asegurar y rendir bien, antes de comernos otro 2 en la libreta.
Y a la hora de los exámenes, no hay consuelo que nos vaya a dejar tranquilos. Sólo nosotros sabemos cuánto dimos y cuánto no a la hora de estudiar. Me enferman los "No importa, la próxima" o, mucho peor, "y si no estudiaste nada, vivís de joda". A ver, a ver, ¿Qué mierda saben ustedes? La puta madre que los parió. Métanse los "no importa" en el orto. sí importa, y mucho. Cuando nos sentimos decepcionados por nosotros mismos, nada, pero nada, nos va a sacar de ese pozo, a excepción de una remontada en el estudio. Así que no insistan con consuelos estúpidos, limítense a escucharnos cuando queremos y a no hablarnos cuando estamos en ese momento; se lo vamos a agradecer mucho.
En resumen, entiendo su buena onda de querer saber y dar una palabra de aliento (o su falsedad para sacar temas de conversación), pero ahórrenselo o conformense con un "sí" o un "no" o un "más o menos" o un "bien" y ya. Esta época del estudiante es muy complicada, es cuando sigue cayendo, pero comienza a levantarse sólo ya darse cuenta cuánto cuestan las cosas, y aprende y se forma para la vida adulta. Así que, les ruego, no pregunten tanto.
Gracias por intentar entendernos, se lo agradecemos nosotros, los estudiantes universtarios.

Diciembre me vas a hacer llorar.

Empecé estudiando,
y el patio terminé limpiando.
Es cierto, ¡estoy harto ya!
No quiero saber nada con la facultad.

Me levanto y ya me quiero acostar,
duermo seis horas al día,
llevo de compañía un ventilador
que no puede atender a todos mis caprichos,
o me saca el calor o me espanta los bichos.

Qué momento el del estudiante,
cuando después de tres ó cuatro intentos fallidos,
empezamos a gritar enfurecidos
"¡¿Cómo mierda no me di cuenta antes?!"

Nos vivimos quejando de que estamos cansados,
nos sentimos agotados
y llegamos al punto de pensar
que es preferible trabajar que estudiar.

Quiero que termine este mes,
ya tengo las bolas como un escuerzo
de escuchar una y otra vez:
"¡Vamos, es el último esfuerzo!".

Ya llega el fin de año y estoy empezando a delirar,
mientras mi mente desequilibro
voy a escribir un libro y lo voy a llamar
"Diciembre me vas a hacer llorar".

Espero que en un futuro no me arrepienta
de querer que estos turnos se terminen,
pero no sé ni que día es hoy, ya perdí la cuenta,
y no es que alucine pero me siento un extraño,
pero sé que es normal, porque por lo general,
me pasa los diciembres de cada año.

Quiero mi nota.

Hoy la bronca me brota,
estoy a punto de quebrantar la ley,
voy a matar a Seppey,
a menos que me mande la nota.

Hace 7 días que no duermo,
me siento enfermo de la ansiedad,
para el otro día la nota me prometiste,
y la verdad es que no cumpliste.

¡La puta madre que te parió!
Enviá las notas de comunicaciones.
Ya te parecés a la Carrió
prometiendo boludeces en las elecciones.

Me gustaría estar en la Edad Media
y tener el poder de un rey,
para vestir al día de tragedia
y gritar: "¡Horca a Seppey!"

La concha de tu hermana
y de todas sus amigas,
¿Para qué mierda decís "mañana"
si me vas a dejar con la intriga
toda la semana?

Espero que no me hagas más daño,
y que mis puteadas no te hayan enojado.
Espero cerrar un buen año,
y estar aprobado.

Nunca me enfado por lo que la gente me pide, sino por lo que me niega.

Hoy me di cuenta nuevamente de que no sirvo para pedir cosas, no puedo, "me da cosa" pedir un favor a otro y esperar que lo haga por mi. Es una situación que me pone muy incómodo y no es fácil sobrellevarla. Desde pedir a un amigo que me lleve en su auto hasta mi casa, hasta pedirle plata a mis papás para salir o para vacacionar. Siento que estoy "abusando" de confianza al pedir esas cosas y no me gusta hacerlo. Es obvio que sí pido alguna que otra explicación cuando no entiendo las cosas y acepto las ayudas de los demás, pero a veces me da cosa pedir.
Un día le pedí a un profesor si podía hacer un examen "recuperatorio" para ver si podía sacar más nota y promocionar la materia; el profesor me hizo toda una historia, que lo iba a consultar y qué se yo. Dios! No te estoy pidiendo que me regales nada, estoy pidiéndote que me dejes estudiar más para mejorar. ¡Qué idiota!
El otro día hablaba con mis papás y les dije que me daba vergüenza pedirles plata para ir de vacaciones con mis amigos, pero que si no les pedía, no iba a poder ir. Obviamente que me dieron todo lo que necesitaba y me dijeron que no sea así, que mirá si no les voy a pedir las cosas que me hacen falta.
Lo mismo hago cuando me falta algo de ropa u alguna otra cosa, jamás les pido.
Con mis abuelos pasa lo mismo, tienen que insistirme en mis cumpleaños para que les diga qué pueden regalarme.
Hoy tenía que inflar las gomas de mi bicicleta y fui en busca de una estación de servicio. Usé el "disculpe", el "gracias" y toda mi amabilidad para pedir por inflar las gomas; pero.. ¿Qué necesidad de mirarme con semejante cara de orto? Te pedí aire, nada más, y, en todo caso, si esa fuera tu molestia, no lo pagás vos, lo paga la estación de servicio. La puta que te parió, ¿Por qué ese maltrato visual y despectivo? ¿Acaso tengo que tener buen culo, 2 tetas y pelo largo para que me atiendas bien? Gordo y la puta que te parió. En fin, gracias porque inflé las gomas, pero perdete el mal carácter en el orto.

No sé por qué será todo esto, pero resulta que me es incómodo pedir cosas, favores. Nunca sabés como van a responder a tu pedido, con qué cara te van a mirar. Y ojo, esto no es porque no quiero que me lo pidan a mi, ¡Al contrario! Amo que me pidan favores, ayuda, cosas en las que pueda serles útil. Me encanta poder ayudar, hacer algo por alguien. Me reconforta, me hace bien a mi también.

Ojalá algunos puedan "cambiar un poquito" y pensar de esa forma que, creo, que es un poco más sana.

"Nunca me enfado por lo que la gente me pide, sino por lo que me niega." (Antonio Cánovas del Castillo)

La revancha del feriado.

Horas después de mi excursión fracaso,
decido salir de mi rancho, 
emprendo una salida,
voy paso a paso por de algo de comida;
voy por un paquete de panchos.

La luna está casi llena,
no hay una puta nube,
la temperatura no baja ni sube,
el clima es perfecto para salir,
hasta parece que noche buena.

Todos los negocios abiertos,
salir a comer parece ser un acierto.
Yo voy por la revancha;
planifico mi recorrido y vuelvo a las canchas,
luego de caer en un tres a cero furtivo.

Empiezo mi caminata, voy al almacén de lleno,
y para terminar con el colmo del día,
estaba abierta la puta verdulería,
¡Qué veneno!

Paso caminando,
los miro sin disimulo,
qué ganas de estar gritando:
"¡Perdete las bananas en el culo!".

Diciembre número ocho,
qué mierda de feriado,
a falta de licuado
fueron los bizcochos de ayer,
lo único que tenía para comer.

Por todo lo que ha pasado, este día se parece
mucho más a un martes trece que a un feriado.
Ya se me fue el antojo del licuado,
pero lejos de sentirme vencido,
cierro los ojos y lo que pienso lo escribo;
aprovecho que estoy inspirado.

Qué mierda de feriado.

Hoy tengo la vena inflada
porque las verdulerías están cerradas,
estoy muy envenenado,
hoy es feriado.

Salí a comprar bananas para mi licuado,
no había un alma en la calle,
y me percaté de un pequeño detalle,
era feriado.

No pude comprar frutas,
ni había un puto kioskero.
Fui a buscar plata a un cajero,
y el muy hijo de puta
"No podía entregar dinero".

"Nadie se murió por laburar", dicen,
pero estaba clarita la estafa,
hoy es el día de la Vírgen,
sólo el cura trabaja.

El día se hace largo
y se me está yendo la paciencia
zambayonny hacete cargo,
estas puteadas son tu influencia.

Sin licuado y sin bananas;
el hambre avanza despacio.
Faltaría que me agarre un calambre por falta de potasio.
Para el estudio ya no me quedan ganas,
pero no puedo dejarlo para mañana.
Qué puto calor! Ya estoy agitado!
Qué jueves devastador,
qué mierda de feriado.

The Holstee Manifesto: Lifecycle Video.

Este vídeo es genial! Se llama "El ciclo de vida" y da un par de recomendaciones para que nuestro estilo de vida sea más agradable. La música es muy pegadiza, las imágenes son muy buenas, y la letra es perfecta. Está muy bueno. Fue hecho por "The Holstee Manifiesto", que es una organización de personas cuyo objetivo es formar idelaes de vida y fomentar la felicidad en las personas. Acá les dejo su página web para que puedan leer más al respecto, eso sí, está en inglés.


Acá les dejo la traducción del vídeo; está hecha por mí, así que puede no estar perfectamente conjugada.

"Ésta es tu vida.
Haz lo que amas, y hazlo con frecuencia.
Si algo no te gusta, cámbialo.
Si no te gusta tu trabajo, renuncia.
Si no tienes el tiempo suficiente, deja de mirar televisión.
Si estás buscando el amor de tu vida, detente; él te estará esperando cuando tu comiences a hacer las cosas que amas.
Deja de analizarte, la vida es simple.
Todas las emociones son hermosas.
Cuando comas, aprecia cada último mordisco.
Abre tu mente, brazos, y el corazón a nuevas cosas y personas, nosotros estamos unidos en nuestras diferencias.
Pregúntale a la próxima persona que veas cuáles son sus pasiones, y comparte tu sueño inspirador con ellas.
Viaja con frecuencia; perderte te ayudará a encontrarte a ti mismo.
Algunas oportunidades sólo vienen una vez, aprovéchalas.
La vida es sobre las personas que conoces, y las cosas que creas con ellas, entonces sal y empieza a crear.
La vida es corta.
Vive tu sueño y comparte tu pasión."

Yendo a la facu.

En realidad, éste fue el primero vídeo...

El desayuno.

Antes, no lo hacía como correspondía,
y eso que es la más importante de las comidas.
Despertaba y me iba,
o me ponía a estudiar o a cantar,
o limpiaba mi casa para empezar el día.

Hoy me siento frente a mi ventana,
le conozco la cara a las mañanas,
mucho sol, tres nubes, cero lluvias y un poco de viento,
ya tengo mi reporte del tiempo.

Diez, veinte o treinta minutos no es nada
para estar más lleno y más tranquilo,
lejos de una leche chocolatada y de un té de tilo,
prefiero un yogurt o el mate,
masitas de chocolate, bizcochos o tostadas
acompañadas de un poco de mermelada.

Con música o en silencio, como dice la ley:
"hazlo como un rey".
Me preparo bien para mi día y no vuelvo a la cama.
Y, conmigo o con alguno,
revivo este momento tan oportuno
que le da vida a mis mañanas;
el desayuno.