Si nunca esperas nada de nadie, nunca te decepcionarás.

Sí, es así de simple. Pero uno no lo entiende. Uno sabe que no hay que confiar tanto en las otras personas, que no hay que esperar nada de ellas, que no hay que dar esperando recibir; más que asumido lo tengo, pero no hay forma, es inevitable. Siempre existe esa mínima esperanza interna de que ya viene eso que espero, de que se van a dar cuenta y van a devolver el favor, de que ahora me toca a mí; y nunca llega, y otra vez, vacío, anonadado por la situación, me pregunto.. ¿Por qué volví a caer? ¿Por qué esperar algo que es muy posible que termine decepcionándome?...