Un día de mierda.

En este triste día,
ninguna gota de sol ni de alegría,
trae esta tormenta tan inmunda,
que a este cuarto inunda,
de melancolía.

Huérfano y sin hermanos,
tan frío, tan inhumano, 
tan precario,
tan vacío, tan fulano, 
tan solitario.

Te crearon para descansar,
y yo sólo me dedico a pensar,
ver cómo hago para evitarte,
trato de darme cuenta en verdad,
¿cómo es que llegué a odiarte?

Tal vez es porque no tengo compañía,
y la soledad opaca mi alegría.
Tal vez es que siento algo raro,
y es que no tengo muy claro,
¿Por qué aquí hay tanta hipocresía?

Día sin familia,
día de fútbol por la tarde,
un día en que los sentimientos arden.
¡Qué día de mierda para el estudiante!

Así es, su señoría,
no es más que otro domingo de porquería.

Muchas veces tenemos miedo...

Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer.
Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos.
Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas.
Decimos que no, cuando queremos decir que sí.
Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca.

¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez.
No hay tiempo de tener miedo.

Entonces basta.
Haz algo que nunca hiciste. Atrévete.
Olvídate que te están mirando.
Intenta la jugada imposible. Corre el riesgo.
No te preocupes por ser aceptado.
No te conformes con ser uno más.
Nadie te ata. Nadie te obliga.
Sé tú mismo.
No tienes nada que perder y todo, todo, todo por ganar.

Muchas veces creemos en el destino.
Rezamos, esperamos que las cosas pasen, olvidando lo más importante:
¡Creer en nosotros mismos!
Nos conformamos en vez de arriesgarnos.
Sin pensar que cada día que pasa nunca volverá.

Nada está escrito. Nada está hecho.
Ni siquiera lo imposible.
Todo depende de nuestra voluntad.
De esa fuerza que nos sale de adentro.
De decir "si puedo" a cada desafío.

Tenemos el poder. Cuando estamos decididos.
Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse.
Si queremos podemos llegar alto, hacer lo que sea...

Sólo hay que proponérselo.
Si sueñas con ser el mejor del mundo...
Si sueñas con los aplausos...
Si sueñas con ganar campeonatos...
Despiértate!!

Tenemos 206 huesos y más de 700 músculos esperando.
Sólo falta tu decisión. Tus ganas de jugar como nunca.

Enfréntate a tu destino.
No seas sólo un espectador.
Pide la pelota y créete su dueño.
Exígete más y más.
Vive sin domingos.

Corre cada día un poco más lejos.
Salta cada día un poco más alto.
Conviértete en tu propio ídolo.
Súmate a dar vuelta el marcador.

Cuando no esperes nada de los demás.
Cuando sientas que cada tanto depende de ti, se fortalecerá tu espíritu.
Y poco a poco, las voces se convertirán en ovación.
Tus respiros se llenarán de logros, y tu vida de sentido.

Están los que usan siempre la misma ropa.
Están los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que imploran mirando al cielo, los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo cuando le tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido, como si cada vez fuera la última, convencidos que la vida misma es un desafío.

Sufren pero no se quejan.
Porque saben que el dolor pasa.
El sudor se seca. El cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado.

En sus cuerpos corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes es su espíritu.
La determinación de alcanzar la cima.
Una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a uno mismo.

Tiempo sobra para los mediocres,
¡Tiempo falta para realizar tus sueños!

Un poco de amor, en tanto desamor..

Estaba leyendo unos poemas de Joaquín Sabina, quien, como ya sabemos, siempre escribe sobre desamores, y encontré esta frase: " Si nos rendimos para no llorar, declarará el amor huelga de celos. ". Y merece un análisis, esta gota de amor, merece pensarla...

A mi entender, si no luchamos por eso que tanto queremos, por esa persona que nos importa, que nos mueve la tierra, que nos hace soñar despiertos; si no dejamos todo para tratar de llegar a tener a esa persona por miedo a fracasar en el intento, por miedo a sufrir demasiado, por miedo a conseguir sólo frustación, tristeza, lágrimas, por ese miedo, ahí es cuando "nos rendimos para no llorar". A lo mejor esa persona es sólo una persona más en el mundo, a la cual admiramos y deseamos; a lo mejor, esa persona es tu amiga (a la que aconsejás y vivís incondicionalmente para ella); y en un momento de tu vida ta das cuenta de lo importante que es para vos, y por un segudo en tu cabeza pasa la idea de que esa persona pueda ser tu otra mitad, tu media naranja. Pero, antes de echarlo todo a perder, te rendís.. para no fracasar, para no correr el riesgo de perderla como amiga, para no llorar. Aquí es dónde el amor, para mí, declara su huelga de celos. El amor existe, tanto en la amistad como en la pareja, el hecho de desear tanto a esa persona crea una especie de amor hacia ella, y ese amor necesita de correr el riesgo, necesita saltar al vacío, necesita ver qué pasa si lo intentás. 

Será que a veces, el amor, tiene que doler un poco, tiene que costar para que valga la pena. Será que tiene que hacerse sentir de la manera que menos lo esperás. Será que en el amor hay que sufrir un poco también
Será que hay que llorar por ese amor; SENTIRLO, en la tristeza, en la alegría, en la melancolía, en la libertad, en la compañía, en la soledad, en la noche y en el día; será que se necesita en cada momento de la vida.

¿Podemos manejar nuestros sentimientos?


Definitivamente, hay veces en las que los sentimientos se nos van de las manos, no poemos controlarlos; no podemos contenernos ante determinadas situaciones. Muchas veces, eso que sentimos nos gana. Nos puede. Nos hace caer de nuevo.

¿Cómo hacemos para contenernos? 

¿Cómo mantenemos a la fiera para que no salga de adentro?

A veces contamos hasta un millón y no alcanza. 
Pensamos en otra cosa y no alcanza. 
Tratamos de evitarlo, y no podemos. 
Intentamos convencernos de que hay miles de cosas mejores que dejarlos salir, y seguimos intentando. 

Pero.. ¿Lo podemos controlar? ¿Podemos dejar que no salgan?

Los sentimientos son los que hacen vivir a una persona, los que determinan su estado de ánimo, su forma de actuar. 

POR MÁS QUE INTENTEMOS NO DEJARLOS SALIR, ELLOS SE MUESTRAN EN TU SER, EN TU IMAGEN, EN TU ANDAR.

Los sentimientos salen a la vista, de una forma u otra, siempre salen.

Es importante poder aprovechar cada uno de ellos.