La Felicidad.

Hoy se festeja el día internacional de la felicidad y, como dicen y comparten todos, hay que festejarlo. Pero... ¿Qué se festeja? ¿Qué es la felicidad? ¿Es lo mismo sonreír que estar feliz? ¿Somos realmente felices?... ¿O simplemente suponemos que lo somos y festejamos? Además, ¿para qué andar preguntándose todo eso y arriesgarse a encontrar respuestas negativas? ¡Qué lío! ¿No?

Algunos dicen que la felicidad está compuesta por un conjunto de cosas -familia, trabajo, etc- que rodean a uno, que está en las pequeñas cosas -un abrazo, una sonrisa, una caricia, etc-; la Real Academia Española define felicidad como “Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.”; las películas te muestran que la felicidad se compone de un final feliz -valga la redundancia-; los videoclips de música insisten con que la felicidad está asociada a manejar autos convertibles con el pelo al viento, fiestas en casas grandes con pileta, etc, etc, etc. Es como que todo se basa en conseguir un objetivo, ese “algo” que satisface a la persona; y siempre es a futuro, siempre con perspectiva a algo que va a llegar. Bueno, para mí no.

Para mí ser feliz está relacionado con el ahora, con ser conscientes de lo que uno tiene, y disfrutar de eso. Querer eso que tenemos y sacar pecho de ello, ser orgullosos de lo que somos. Para mí la felicidad es poder decidir qué quiero y qué hago con respecto a ello. Poder decidir, elegir, tomar una decisión es tan maravilloso que te permite a vos orientar tu camino, a tu manera. Para mí la felicidad es ese camino, no el final. Es la manera de caminarlo.


Yo creo que la felicidad está dentro de uno mismo, y que para encontrarla hay que mirar para adentro y ser capaces de ver qué tenemos, qué es lo que nos llena, de qué estamos hechos. Seguramente, cada persona va a sentirla y experimentarla de diferentes formas. Quizás haya tantos tipos felicidad como personas en el mundo, quizás más.

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