Y llegó Hammer.

 

Después de tanto tiempo, de tanto amagar, de tantas idas y vueltas, de tanto soñar, llegó Hammer. Mi hermana siempre quiso que tengamos perro, pero obviamente nunca se hizo cargo; mi papá ama a los perros, ama a esa raza -Setter irlandés- porque cuando era joven tuvo uno, y también siempre le gustó tener; mi mamá no se lleva muy bien con los animales, nunca le gustó la idea de tener uno; y a mi, sinceramente, nunca me agradó mucho porque tuvimos perros pero no eran buenos, además era chico, pensaba distinto, qué se yo. La cosa es que ya es un hecho, hace ya unos casi 20 días que Hammer se sumó a la familia.
No sé si es que me cuesta creerlo, pero.. Además de que es hermoso y bueno, está trayendo alegrías a todos, especialmente a mi mamá que no está pasando por un buen momento. Es increíble como todo el mundo le habla como un bebé, hasta se hablan entre ellos como si fueran el perro -jajajaja-; imagínense que estuve todo el fin de semana jugando con él. Estuve observando e imaginando cómo funcionaba la cosa durante la semana cuando nosotros -mi hermana y yo- no estamos, y me di cuenta de que mi mamá está muy encariñada con el perro, le habla, lo juega, siente su compañía; el hecho de que ella tiene que estar en casa en reposo y está todo el tiempo con él debe ser que le afectó, además, como que se ablandó un poco. No sé, pero la cuestión es que nos tiene locos a todos, y de una forma u otra algún bien nos hizo.
Va, viene, salta, muerde, choca, se te sube encima, te hincha las bolas, te da ganas de salir y correr y gritar, te transmite esa alegría, ese entusiasmo; y si lo retás porque ya te está cansando, se queda callado y se acuesta y te pone cara triste o tierna y es inevitable tener que ir hacia él para acariciarlo y molestarlo para que esté contento. Naaaa, es un amor, es increíble. 
Tengo que reconocer que me encanta mi perro. Que de una forma u otra, más allá de que pueda mandarse cagadas o que implique una responsabilidad cuidarlo, nos trajo alegría, compañía, entusiasmo, ganas de jugar, de salir, correr, gritar, bailar. Llegó en el momento indicado para todos, para hacernos olvidar un poco de todo esto que está pasando. Así es como llegó Hammer.

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